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Monólogo. Agosto 2005
Si tuviera que hablar de amistad, no podría dejar de mencionar a mi fiel amiga de ojos inquisitivos, que cuando la busco necesitando aprobación por mis desmanes, me baja a escobazos de mi nube de ilusiones y me planta de nuevo en la tierra para obligarme a no perder, nuevamente, la cordura.
Si tuviera que hablar de heroínas, no podría dejar de mencionar a Helena. Sí, la de Troya: Un canto al sufrimiento. Helena y sus amores y su corazón partido. Helena y su cruel enseñanza: Una elección por impulso puede desatar un torbellino de dolor. ¡Hay, si una pudiera aprender y sostener sus convicciones!...
Si tuviera que hablar de amores, no podría dejar de mencionar a aquel que ahogó entre sus brazos todas mis angustias. Y si tuviera que hablar de lágrimas, no podría dejar de derramar las mismas que derramé cuando me di cuenta que era sólo una ilusión.
Y quisiera volar, una noche de insomnio, y salir de esta habitación viciada que es mi vida; y dejar atrás mi soledad y este desamor que me carcome el alma y me asfixia, para llegar, de una buena vez, a algún lado.
Y quisiera volver el tiempo atrás, sabiendo lo que hoy sé y cometer los mismos errores cometidos, pero a conciencia. Y volver a estar con él, pero siendo la dueña de su corazón, y que esta pena no pesara jamás sobre mi alma. Ser parte fundamental de su vida y que me ame por ser yo misma, y no sólo por la función que cumplía a su lado.
Y poder saber qué pensaba durante aquellos largos silencios en las madrugadas de su cuarto. Esos silencios que me mataban y que hubiese querido quebrar con un "te amo" que se ahogaba en mi garganta y jamás me atreví a pronunciar.
Ojala hubiese sentido lo mismo que yo por él; ojala hubiese podido hacer y decir tantas cosas que necesitaba y no pude. ¡Ojala hubiese venido a entregarme su corazón!
Pero heme aquí: desparramando sentimientos alocados sobre papel y pensando en lo que pudo haber sido y no fue, si tan solo se hubiese atrevido a arrojarse conmigo en un torbellino loco, para vivir juntos este amor, con los pies en la tierra y no sólo en las nubes de mi imaginación.