Fantasías compartidas

Cuando Matías salió, me escabullí para ir rápidamente al departamento. Supuse que Carlos estaría esperándome, los últimos días habían sido un desastre y nuestro jefe había decidido hacerse cargo de la misión. Todo se había ido al carajo y me querían culpar a mí.
Al entrar, estaba vacío. Completamente. Mi ropa, mis cosas, todos los muebles, incluso, habían desparecido. Nada. No quedaba nada.
Encendí el localizador para citarme con mi contacto, jfl, y me dispuse a esperar una hora, como siempre, hasta que ella llegara a mí.
Pero la hora pasó y jfl no aparecía.
Estaba jodida. Muy jodida.
Sin saber qué hacer, volví al coche y conduje hasta la casa de seguridad que había sido pautada al inicio de la misión.
Con sumo cuidado, perdí al hombre de Matías que siempre me seguía como una sombra a todos lados. El muy imbécil se pensaba que estaba haciendo un muy buen trabajo… pobre. Si Mati supiera lo inepto que era, seguro lo despedía.

Cuando llegué a la casa, una vieja construcción en medio del campo, a 200 km de la ciudad, recorrí el perímetro antes de entrar. Nada indicaba que hubiera habido alguna actividad, más que las pisadas de ella por los alrededores.

Entré sin golpear, segura de que Jazmín ya estaba esperándome.
—Llegas tarde, Ire —me dijo desde la escalera que venía del sótano—. Te esperaba hace dos días.
—¿Pasó algo? —le pregunté acercándome. Ella llegó arriba y salió a mi encuentro.
—Que todo se fue a la mierda, eso pasó. El jefe mandó a Alias Sara a arreglar con Matías, dijo que así se arreglaba todo mucho más fácil.
—¡Que imbécil! Es un hijo de puta.
—Cuéntame algo que yo no sepa…
—Es indudable que le importa una mierda la justicia, sólo quiere ascender y nada más. El asesinato de Claudia le importa una mierda…
—¡Ire! —me gritó Jazmín—. Olvídate de esa chica, no sé por qué te lo tomaste tan a pecho cuando comenzó todo esto. Ricardo recibió información sobre ti y Carlos, sus cubiertas se fueron a la mierda. Seguramente ahora está buscándote y poniendo precio a tu cabeza, así que tienes que desaparecer. Al menos hasta que podamos atraparlo.

Y yo no podía responderle. Me senté en una silla de la cocina y apoyé los codos en la mesa.

—¿Y ahora qué hacemos?
—Nada —me contestó—, volvemos a casa.

**************
No podía ser. Esto era inconcebible. Me importaba muy poco que el jefe hubiera “arreglado” todo con Matías, haciéndolo quedar con las empresas de Ricardo gracias al trabajo de Alias Sara. Ahora Matías apoyaría el “supuesto” proyecto de Carlos, que no era más que una fachada civil para un sistema de espionaje cibernético del Estado en las pequeñas y medianas empresas de comunicaciones.
La editorial que se me había prometido controlar… ¿qué sucedería con eso? Yo realmente necesitaba controlar eso, por mi trabajo y por una deuda personal. Pero si “Ire” debía desaparecer… necesitaba a alguien más.

Luego de charlar un buen rato con Jazmín, decidí que yo no iba a dejar las cosas así. Había trabajado mucho tiempo en ese caso, no iba a quedarme sin hacer justicia para Claudia.
No podía volver a mi vida… porque ya no tenía una vida. Me había convertido en el personaje que estuve interpretando desde que comencé a investigar.
La SIDE era una mierda, a ellos sólo les importaban los resultados, pero a mi me importaba la venganza… y estaba a punto de lograrla cuando todo se acabó.
Necesitaba reencauzar las cosas, de alguna manera lo iba a lograr. Todavía no había descubierto quién había ordenado asesinar a Claudia, Ricardo no había sido, eso lo descubrí hacía tiempo, pero no había logrado saber quién fue que dio la orden ni quién la ejecutó.

Las imágenes del cuerpo mutilado de Claudia atormentaban mis noches. A través del trabajo encubierto logré llegar al corazón del imperio de Ricardo, pero me faltaba descubrir al asesino… o asesina.

Jazmín me condujo a una habitación que tenía preparada para mí, al otro día debíamos partir a la base para nuevas tareas… pero yo tenía otros planes, y eso no había orden que lo pudiera cambiar.
Iba a seguir con mi investigación por mi cuenta.

Me acosté en la cama luego de cenar algo y recapitulé todo lo que había sucedido en estos años…




*********
Mi media hermana Claudia habría sido una periodista de investigación fabulosa, si no la hubieran asesinado cruelmente.
Yo trabajaba en la SIDE desde hacía tiempo y cuando me informaron del caso, sin revelar el parentesco, ya que teníamos apellidos diferentes, me ofrecí para trabajar en el caso.
Claudia investigaba la relación de ciertas empresas editoriales, prensa y radio actuales, con el gobierno de la dictadura de la década de ´70 y la manera en que habían logrado hacerse con el control de la actividad. Traspaso forzado de acciones por medio de tortura, desapariciones sospechosas de integrantes de la competencia, y todo tipo de manejos ilegales, que incluían lavado de dinero del narcotráfico en la época actual.
Claudia consiguió mucha información y escribió, no un artículo, sino un libro sobre ello. Dos días antes de que pudiese llevarlo a registrar, desapareció. Su cuerpo fue encontrado una semana después, terriblemente mutilado luego de haber sufrido vergonzosas vejaciones.
Encontré en mi correo una copia del libro que Claudia me había enviado antes de ser asesinada. La fecha de emisión era del mismo día en que desapareció. Una nota acompañaba el paquete:
“Querida hermana, te envío la única copia existente del libro que he escrito. Sé que corro peligro, la información allí detallada es peligrosa, pero en caso de que me pase algo y yo no pueda registrar la obra, por favor, hazte cargo de ella y sácala a la luz”

Recordar su nota me erizaba la piel, aún tanto tiempo después de que la hubiera recibido. Hacía tanto tiempo que nadie me llamaba por mi verdadero nombre, que ya me sonaba extraño a mi misma. Había cambiado tantas veces desde que comenzó mi trabajo, que hasta dudaba cuando me preguntaban cómo me llamaba.
Registré el libro pero nunca informé a la SIDE de su existencia, no quería revelar que la víctima y yo éramos medio hermanas, o me habrían sacado del caso, y eso era algo que no estaba dispuesta a hacer.
Ellos habían sabido de la investigación que Claudia realizaba, como sabían que había conexiones entre el monopolio editorial y los jefes de la represión, pero no tenían nada con lo que trabajar.
Así, me convertí primero en “Teresa”, siguiendo los pasos que llevaron a Claudia a sus descubrimientos. Luego pasé a ser “Sofía”, una joven empresaria del interior, para investigar a Matías y su círculo, donde no encontré datos que lo relacionaran con su muerte. Finalmente, me convertí en “Ire” una trepadora que por publicar su libro, estaba dispuesta a hacer cualquier cosa, incluso a ser esclava de Ricardo…
Pero fueron cinco años en total, y aún no había dado con el asesino de Claudia. Había descubierto todos los negocios sucios de Ricardo, incluso para seguir fiel a mi personaje, había participado de sus maquinaciones, abusos y chantajes, debidamente documentados para mis jefes de la SIDE, y gracias a los que habían hecho caer a varios jefes del narcotráfico y la venta de armas.
Repasé mentalmente todos mis descubrimientos hasta ese momento: Ricardo era el jefe, heredero del emporio de su suegro, el padre de Sol, quien había hecho su fortuna durante el gobierno militar. Por medio del chantaje y las amenazas, había eliminado a su competencia y se había apoderado de sus empresas.
Sol estaba protegida por la SIDE, cosa que no había logrado entender, pero cuando descubrí que era prima de uno de los jueces de la Corte Suprema, no me quedó otra que dejarla de lado y, de cierta manera, protegerla.
Toda la empresa de Ricardo lavaba dinero del narcotráfico. Teníamos pruebas, pruebas que ya le había enviado a mi jefe y que aún, no había utilizado para ponerlo tras las rejas.
Pero claro, con el acuerdo con el que habían llegado gracias a Alias Sara… sacaban a Ricardo del medio y tendrían a Matías, el nuevo dueño de todo, como aliado.
Sonreí para mis adentros. Seguramente Mati habría hecho de las suyas con Alias Sara… de eso no me quedaba dudas.
Pensé en él y una sonrisa se instaló en mi cara. Matías sería un buen colaborador, estaba segura que trabajando con el gobierno, todo le sería mucho más fácil.
Además, me había prometido dejarme la editorial… donde vería que el libro de Claudia viera la luz de una vez por todas. Pero había un problema… él pensaba que yo era “Ire”, él haría los papeles a nombre de una persona que no existía.
Necesitaba arreglar eso lo antes posible.
Pero necesitaba encontrar al asesino de mi hermana, de Claudia. Esa era mi prioridad. En esos cinco años no había adelantado nada con respecto a su muerte. Algo se me escapaba y necesitaba centrarme en el asunto.
Tenía que hablar con su mejor amiga, sólo Rochi podría echar algo de luz sobre esto. Antes no la había podido contactar para no poner en peligro mi cubierta ni ponerla en peligro a ella… pero como la misión estaba terminada oficialmente… era libre de actuar de la manera en que hacía falta.

Así estuve toda la noche. No pegué un ojo pensando en mis próximos movimientos. Antes del amanecer, ya estaba vestida y lista para partir. Pero primero necesitaba el apoyo de Jazmín.
Fuí a la cocina y ella estaba preparándose el desayuno.
—Buenos días —me dijo muy tranquila—. ¿Dormiste bien?
—La verdad es que no, necesito tomarme unos días antes de volver… ¿podrías ayudarme?
Ella me miró con ojos cansados. Estaba harta de este trabajo y yo la comprendía como nadie.
—El jefe se va a cabrear como el demonio… pero te voy a ayudar. Dime lo que necesitas.


*****


Con un paquete de tinte para el cabello, unas lentillas de colores que volvían negros a mis ojos, un estilo diferente de ropa y la magia de Jazmín con el maquillaje, en un par de horas me convertí en “Dafne”. Unas lindas extensiones alargaron mi melena hasta la cintura, hecho que me regocijaba muchísimo y me traía recuerdos de cuando era niña. Practiqué durante un buen rato un acento y una modulación diferente de la voz, hasta que logré acostumbrarme a mi nuevo estilo.
—¡Que maravilla! —exclamó Jazmín al ver mi transformación—. Ni yo te reconocería.
—No exageres, tonta —le dije riendo—. Ahora necesito papeles nuevos, pero no quiero que la agencia sepa mi nueva cubierta. Alguien me delató, estoy segura de eso.
—¿Por qué lo piensas? —preguntó.
—Porque durante demasiado tiempo pude engañar a Ricardo… a todo el mundo en esta maldita misión. Me resulta imposible creer que Ricardo, de la noche a la mañana, haya descubierto todo. Alguien me ha delatado, a mí y a Carlos. Ambos somos las caras visibles y nos hemos cuidado muchísimo este tiempo. Hemos hecho el papel del matrimonio infeliz, del marido frustrado y la esposa perra a la perfección… No, alguien nos ha delatado.
—¿Sospechas de alguien?
—Aún no, pero estoy casi segura de quien me delató, sabe algo de la muerte de Claudia.
—La conociste, ¿verdad? —preguntó mirándome con ojos sabios.
—Sí, pero si te dijera lo que sé, tendría que matarte —le dije bromeando. Ella no se rió.
—Lo sé —contestó muy seriamente.
—Era una broma —le dije.
—Tú no bromeas… “Dafne”. ¿Qué harás ahora?
—Bueno, creo que debo contactar con “darkgirl” para mis nuevos papeles, documentos, partida de nacimiento, carnet de conducir… ¿qué opinas? ¿Te parece bien que “Dafne” sea periodista? ¿Otra sugerencia?
—Periodista me parece perfecto —sonrió ella.
—Vayamos a buscar a “darkgirl” y luego tú y yo nos separamos. Necesito contactar a alguien y luego hay cosas que tengo que arreglar.

Tenía que volver a los orígenes, a los últimos días de Claudia y su desaparición. Sólo Rochi podría decirme algo al respecto. Pero también necesitaba que “Dafne” conociera a Matías…
Me miré en el espejo: Cabello renegrido, largo y lacio hasta la cintura. Flequillo que ocultaba parcialmente mis ojos… ojos negros y con mucho delineador oscuro. Vestida con un traje sastre negro, de pantalones y altos tacones, chaqueta entallada… nada que ver con la imagen de “Ire”, siempre de faldas y vivos colores. “Dafne” era oscura, casi gótica… ¿Reconocería Mati a su Ama bajo esta nueva apariencia?

...creo que se la dejé difícil a Matías...